jueves, 31 de julio de 2008

El Tour, la Ronda de Doha y la agricultura de Castilla-La Mancha

Me ha resultado llamativo que en varias ocasiones y, a pesar de los esfuerzos de los organizadores del Tour de Francia por evitarlo, los agricultores franceses se han hecho ver y oír exigiendo la defensa de su agricultura.

Están en contra de los acuerdos que el Comisario de Comercio de los 27, Peter Mandelson, quiere alcanzar en la Organización Mundial del Comercio (OMC), para la liberalización del comercio agrario. Saben que esto supondría que se redujesen las ayudas al campo en un 70%, que se recortasen los aranceles agropecuarios en un 60% y que se bajasen, así mismo, los aranceles a las importaciones de productos manufacturados de los países en desarrollo.

No parece sensato que este acuerdo comercial, que empezó a fraguarse hace siete años con la Ronda de Doha, se alcance ahora ya que, en la situación de crisis alimentaria mundial en la que nos encontramos, hará a los consumidores occidentales aún más dependientes de las importaciones y condenará a la agricultura europea a desaparecer casi de la noche a la mañana.

Países ricos como Francia, ante la crisis de alimentos que hay en el mundo, se posicionan en contra del referido acuerdo y, su presidente, Nicolás Sarcozy, ha hecho ver muy claro que los franceses no dejarán de cultivar ni una sola hectárea de tierra.

Países pobres como Brasil, cuya superficie cultivada supera a la de toda la Unión Europea, atraídos por los altos precios de los alimentos, se posicionan a favor del referido acuerdo, y su presidente, Lula da Silva, ve una gran oportunidad aumentar su capacidad productiva, y para ello está dispuesto, a pesar de la amenaza medioambiental que supondría, incluso a la deforestación de la selva amazónica.

En Castilla-La Mancha, que somos agricultores y es lo que mejor sabemos hacer, nos debemos posicionar en contra del referido acuerdo y, nuestro presidente, José Mª Barreda, debería potenciar nuestra agricultura y aumentar su capacidad productiva. En cambio, para no oponerse a la equívoca e ineficiente política hidráulica de Zapatero, carente de infraestructuras y llena de falsas promesas, que representa sequía y, consecuentemente, baja capacidad productiva, está favoreciendo el abandono de tierras y está sancionando a nuestros agricultores por regarlas, en lugar de ayudarles con medidas técnicas y sociales eficientes para que no vean mermadas sus cosechas y la rentabilidad de sus explotaciones.

Mal le están asesorando sus acólitos. Deberían enseñarle, si es que lo saben, que en la agricultura está nuestro presente y nuestro futuro. Si no lo saben deberían ir a Francia, no a correr el Tour, que para eso tenemos a Carlos Sastre, sino para que aprendan cómo se debe apoyar y defender la agricultura de una región eminentemente agrícola.