viernes, 18 de mayo de 2012

SAN ISIDRO LABRADOR (Artículo de opinión por el Día del Patrón de la Agricultura).


¿Qué es más elevado para el espíritu:
sufrir los golpes y dardos de la fortuna,
o luchar contra las adversidades
y, haciéndoles frente, acabar con ellas?
Hamlet (W. Shakespeare)
En un mundo cada vez más globalizado y competitivo en el que la actividad agraria se caracteriza porque la constante y continua elevación de los costes de producción se conjugan simultáneamente con los bajos precios de los productos procedentes del campo, tenemos que aprovechar estos días que dedicamos a celebrar las fiestas en honor de San Isidro Labrador, nuestro Patrón, además de para divertirnos, para pedirle que bajo su manto proteja a nuestros agricultores y ganaderos y, a rogarle, que les dé la fuerza que necesitan para seguir adelante con sus explotaciones.
Y es que, particularmente en las explotaciones agrícolas y ganaderas de nuestra región, la situación se ha visto agravada por la sequía que nos ha venido maltratando en el último invierno. Sin duda uno de los más duros que se recuerdan, y que no sólo ha amenazado las producciones, sino que ha provocado un profundo desasosiego entre nuestros profesionales del campo.
Nadie duda de que Castilla-La Mancha es una región de marcado carácter agrícola y ganadero, ni de que los castellano-manchegos saben cultivar la tierra y cuidar el ganado, como tampoco nadie duda de que al sector primario, durante demasiado tiempo, no se le ha venido dedicando la atención que merece.
En el Gobierno que preside María Dolores de Cospedal, tenemos meridianamente claro que si queremos sacar a nuestros agricultores y ganaderos del desánimo que, en no pocos casos, están viviendo, que si queremos que mejore su nivel de vida y que si queremos que el ámbito rural proporcione un medio de vida atractivo para ellos y para sus hijos, les tenemos que poner a su disposición los medios necesarios para que puedan practicar una actividad agraria en consonancia con el mundo en el que estamos viviendo. Un mundo en el que la diferencia entre una Agricultura productiva y una de mera subsistencia estriba en disponer de agua para el riego de los cultivos.
En España, si la distribuimos bien, tenemos agua suficiente para beber y para regar. Sólo falta que seamos capaces de entender que el agua es un bien público y no una mercancía, que su uso debe hacerse de forma racional y que los españoles tenemos que ser solidarios y ponernos de acuerdo para desarrollar un Plan Hidrológico Nacional que permita que, allí donde se necesite, el agua brote con la misma fuerza que lo hizo cuando, nuestro Patrón, en un año de sequía, que imagino tan terrible como la que estamos padeciendo, obró uno de sus milagros más espectaculares: con un golpe de su azadón hizo brotar un manantial de agua tan potente que sirvió para abastecer a todo Madrid.
En estas fiestas que estamos celebrando en los pueblos de toda Castilla-La Mancha en honor de San Isidro, un labrador que, como nosotros sabe lo insoportable que es la sequía, tenemos que pedirle además de que, como marca la tradición, cubra nuestros cultivos bajo su manto, que haga que aparezca en nosotros lo más elevado de nuestro espíritu, para que, sin ninguna duda, todos juntos, optemos por «luchar contra las adversidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas».
A los castellano-manchegos, en particular a los agricultores, les deseo unas felices fiestas en honor de nuestro Patrón y para todos proclamo un sonoro: ¡Viva San Isidro! Créanme si les digo que, al escribirlo, en mi mente he oído la atronadora respuesta de un pueblo de agricultores y ganaderos: ¡Viva nuestro Patrón!

No hay comentarios: