lunes, 27 de agosto de 2012

Castilla-La Mancha, en alerta contra el fuego.



112, ¿dígame?
-Hola, me parece que se ha declarado un incendio en las afueras de mi localidad, está ardiendo una zona boscosa y hay mucho humo…
De esta o similar manera da comienzo la movilización del dispositivo de incendios de Castilla-La Mancha, la tercera región española con más superficie, con 7,9 millones de hectáreas de extensión, que cubren y protegen a diario las más de 2.600 personas que participan a lo largo del año en el Servicio Operativo de Extinción de Incendios Forestales (SEIF), que incluye a personal funcionario y laboral de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, personal de la empresa pública GEACAM y de otras compañías contratadas para el SEIF.
Para llevar a cabo su labor el SEIF cuenta con un total de 413 medios propios: 257 terrestres, 24 aéreos y 132 puestos de vigilancia. Esto medios se encuentran distribuidos por todo el territorio regional con una mayor presencia en aquellas zonas más forestales y con mayor riesgo.
Un trabajo de equipo
Aunque es la Consejería de Agricultura la competente en la materia, la lucha contra el fuego es un auténtico trabajo de equipo, en el que también participan muchos más efectivos en 4 tipos de grupos diferentes: Grupo de Intervención, con medios del SEIF y, en su caso, de los servicios de extinción de incendios y salvamento y adscritos a la emergencia por el Estado; Grupo Sanitario, con personal del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, de centros y empresas concertadas y privadas y de la Cruz Roja; Grupo de Orden, que cuenta con personal de la Guardia Civil, Policía Local, Policía Nacional, de la Jefatura Provincial de Tráfico; y Grupo de Apoyo Logístico, en el que participa Protección Civil, Cruz Roja, ONGs y personal de las diferentes administraciones local, regional y nacional así como de diversas empresas y grupos privados.
La coordinación y función de los distintos agentes y organismos implicados en la lucha contra el fuego en Castilla-La Mancha viene claramente fijada y delimitada en el Plan INFOCAM, que marca las pautas bajo un objetivo prioritario: la protección de la vida y la seguridad de las personas, que el propio texto señala como su “principio básico”. La Dirección Regional del Plan recae en la titular de la consejería competente en la materia, en este caso Agricultura, con María Luisa Soriano al frente.
Información de ida y vuelta a lo largo de la cadena
Volviendo a la llamada al 112, tras ser recibida comienza un conjunto de comunicaciones para movilizar los medios necesarios, manteniéndose, a su vez, un continuo intercambio de información entre los diferentes centros implicados en la emergencia, principalmente entre los Centros Operativos Provinciales (COP) y el Centro Operativo Regional (COR) y entre este último y la sala 112.
De forma inmediata, desde el Centro Operativo correspondiente al ámbito territorial de la emergencia se movilizan los medios de despacho automático, así como aquellos que en función de las características del incendio se consideren necesarios. Tras la movilización inicial se realiza una evaluación continua del incendio para prever las medidas a adoptar y los medios necesarios para su control.
El tiempo de respuesta es muy rápido, y en una media de 30 minutos –que en muchos casos es menor- los medios terrestres comienzan las labores de control y extinción del fuego. Sobre el terreno manda el Director Técnico de Extinción, que evalúa los riesgos, informa al COP de la evolución del incendio y, en caso de necesitarlo, solicita al mismo medios adicionales.
En el caso de que el fuego se detecte desde uno de los 132 puestos fijos de vigilancia con los que cuenta Castilla-La Mancha, la información llega al COP de la provincia, y desde éste se traslada al COR, que a su vez informa al 112. Además, cada Centro Provincial y el Centro regional tienen un operador que actualiza en tiempo real la información del incendio en un sistema de gestión interno –llamado FIDIAS- desde el que los responsables pueden seguir la evolución del incendio, los medios que participan en el mismo y las diferentes tareas que se están realizando.
Es decir, hay un sistema rápido y eficaz de información de ida y vuelta a lo largo de la cadena. Para la directora regional del Plan, María Luisa Soriano, el sistema de comunicación “resulta fundamental para tomar las decisiones adecuadas en el momento preciso, y de su buen funcionamiento depende en no pocos casos el éxito en la lucha contra un incendio”.
Dispositivo 24 horas, 365 días al año
El dispositivo de incendios de Castilla-La Mancha siempre está en guardia, y es que cada momento corresponde a una de las 3 fases fijadas en el Plan INFOCAM: Fase de Alerta, de Emergencia y de Normalización.
Así, la lucha contra el fuego comienza con el análisis de las previsiones de riesgo en la primera fase, la de Alerta. Cada día, el Índice de Riesgo Meteorológico Dinámico (IRMD) ofrece la peligrosidad esperada en caso de producirse un incendio forestal y determina el Tipo de Alerta, que va desde una fase 0 (sin alerta), lo que significa que no hay que tomar medidas especiales de vigilancia o pronto ataque, hasta una fase 4 o peligrosidad Extrema (alerta roja), que supone, además de la activación de la red primaria de vigilancia y móvil, y la disponibilidad absoluta de los medios del SEIF, la alerta a través del 112 a la Guardia Civil, grupos de extinción, salvamento y rescate y a los ayuntamientos afectados. Ese es un período de espera activa, en el que los distintos colectivos son conscientes de la mayor o menor posibilidad de incendios y se preparan en consecuencia.
La Fase de Emergencia comienza con el aviso o la detección de un incendio. En ella la información se transmite a lo largo de la cadena como se ha reseñado y se movilizan los medios en función de la importancia o gravedad de un incendio.
En esta fase se determina, en función de la repercusión del incendio forestal sobre personas no relacionadas con la extinción y los bienes no forestales, el “Nivel de Gravedad Potencial”, que incluye desde el Nivel 0 al Nivel 3, así como el grado de evolución del incendio, en función de los medios necesarios para su extinción, y que va desde el Grado A (“incipiente”) al E (“incendio extremo”) y el ámbito territorial de la emergencia: provincial o regional.
El “Nivel 0” refleja que el incendio no supone peligro para personas no relacionadas con las labores de extinción, ni para bienes distintos a los de naturaleza forestal; el “Nivel 1” conlleva la puesta en práctica de medidas especiales para la protección de las personas y de los bienes no forestales que puedan verse amenazados por el fuego. En ambos casos son fuegos que pueden atacarse con medios previstos en el Plan INFOCAM.
El “Nivel de Alerta 2” se declara en incendios forestales para cuyo control es necesario que se incorporen medios extraordinarios. Aquí es donde suele entrar la Unidad Militar de Emergencias (UME) así como otros medios y personal del Estado no asignados al apoyo habitual a las Comunidades Autónomas. El de mayor gravedad, el “Nivel 3” se reserva a aquellos incendios en los que se considera que está en juego el interés nacional. Este año tan solo en 4 de los 1.000 siniestros forestales declarados en lo que va de año ha sido necesario declarar el “Nivel 2”.
A la vez que trabajan los servicios de extinción hay un grupo que se dedica a otra tarea: desvelar las causas del incendio. Son los miembros de la BIIF, la Brigada de Investigación de Incendios Forestales de la Junta de Castilla-La Mancha, que buscan sobre el terreno y analizan todas las pistas para averiguar el origen del incendio. Lamentablemente muchos de los incendios tienen como causa la mano del hombre aunque sea en su mayor parte de forma accidental o negligente y sin intención de provocar el incendio.
Una vez extinguido el incendio se pasa a la Fase de Normalización, que da paso sin solución de continuidad a una nueva Fase de Alerta y vuelta a empezar. No hay tregua para los miles de personas que luchan contra el fuego en Castilla-La Mancha.
La prevención y concienciación
En los meses menos críticos para la declaración de incendios forestales, el dispositivo sigue trabajando, tanto en tareas de extinción como de prevención. En ella se realizan tratamientos en los montes y se crean áreas cortafuegos que, aunque no siempre evitarán que se sigan produciendo incendios, permitirán afrontar con mayores garantías y seguridad las tareas de extinción, reduciendo los efectos nocivos que tienen estos. Hay que resaltar además la buena tarea de limpieza que realizan particulares, ayuntamientos y empresas privadas con ayudas cofinanciadas por Europa y la buena labor del pastoreo y de las empresas energéticas de biomasa.
También se llevan a cabo actividades divulgativas para concienciar a la población sobre el uso del fuego y los riesgos de determinadas actividades que pueden dar lugar a incendios forestales. Como apunta María Luisa Soriano, “el fuego que menos daño hace es el que se evita”. Por ello la precaución de los ciudadanos es, en el terreno de los incendios, “el mayor cortafuegos”.

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