Dicen los agricultores que Barreda es el presidente del secano, porque mientras que los de otras comunidades autónomas luchan por conseguir agua para su región, él se esfuerza para que muchos regantes se pasen al secano.
Da la sensación de que a Barreda lo que le gusta es la agricultura que se practicaba cuando los trenes iban llenos de castellanomanchegos a vendimiar a Francia, o que trata de colaborar con Zapatero para que se mantenga en el gobierno a pesar del desastre que para Castilla-La Mancha, y para toda España, ha significado que haya tirado por tierra las soluciones, razonables y consensuadas, que en materia de agua se habían logrado.
En uno u otro caso, difícil explicación tiene, con la que está cayendo, que pretenda que se dejen de regar más de la mitad de las 250.000 hectáreas que se vienen regando precisamente en la zona del Alto Guadiana, donde se practica una de las agriculturas más ricas y más productivas de Castilla-La Mancha.
Demoler dicha agricultura nos hará aún más vulnerables, ampliará nuestra dependencia exterior y aumentará los efectos de la crisis que estamos viviendo.
Debe pensar que somos estúpidos y, con una publicidad metódicamente programada, nos niega la evidencia una vez tras otra. ¿Quién en su sano juicio puede creerse un camelo del calibre de que dejar de regar la mitad de la superficie que se viene regando en el Alto Guadiana no significará nada para la vida de la zona?, ¿quién en su sano juicio puede creer que dejando de regar en el Alto Guadiana nuestros paisajes van a transformarse para convertirse, poco más o menos, en el Edén?, ¿quién en su sano juicio puede creer que dejando de regar en el Alto Guadiana los castellanomanchegos vamos a vivir más y mejor?
Quiere engatusarnos diciéndonos que va a compensar a la zona con ingentes cantidades de dinero. Dinero que no tiene, la prueba de que no lo posee es que no ha tenido ni para poner en marcha las obtusas ideas del Plan Especial del Alto Guadiana. Aunque mejor ha sido así, porque, si lo hubiera tenido, ese dinero habría significado pan para hoy y hambre para mañana.
Pero, además, tras la última oferta de compra de derechos de agua a los agricultores, sólo 250 regantes los han querido vender, frente a 6.700 que solicitan agua para regar. Mucha pleitesía le tiene que deber Barreda a Zapatero para que, tras el fracaso que ha cosechado, con más moral que el Alcoyano (que iban 14 a 0 y pedía prórroga), después de haber dado varias moratorias a la oferta de compra, esté apuntando por otra.
Debería darse cuenta de que los agricultores no quieren el PEAG, que lo que quieren es agua para regar y que, con su insistencia, lo que está provocando es que los agricultores, ante la situación de incertidumbre que están viviendo, tengan reparos y no se lancen a aventuras, lo cual está complicando aún más la situación.
Reunimos todo lo necesario para ser una región agrícolamente envidiable, pero para ello Barreda debería revolverse contra Zapatero y, en vez de apoyarle, consintiéndole que en el Alto Guadiana quiera que se deje de regar para recuperar los acuíferos, lo que tiene que hacer es exigirle agua para ellos y para nuestros agricultores. Así están haciendo otros presidentes regionales.
Pero ya se sabe, si lo hiciera sería considerado un antipatriota y, es evidente que, prefiere seguir siendo el presidente del secano.