Dicen que el Consejero de Agricultura está, como Jasón con sus argonautas, recorriendo el mundo, pero que lo hace, en vez de para buscar el Vellocino de oro, para promocionar nuestros vinos. Para ello, hace poco, él y su séquito, se fueron a Miami y, casi sin descansar, a los pocos días, se fueron a China.
Lo del viaje a Miami hay unos que piensan que para lo único que sirvió fue para que, como aquellos intrépidos griegos, pero sin peligros, el Consejero y su séquito viajaran haciendo turismo del más alto nivel, viviendo a todo tren y con todos los gastos pagados. En cambio, otros dicen que allí hizo negocios importantes para la vitivinicultura de la región y que, si de los resultados de su viaje todavía no ha dado ninguna noticia, es porque no ha tenido tiempo para poner en orden la abultada cartera de pedidos que consiguió.
Lo del viaje a China dicen sus allegados que tenía unos objetivos perfectamente definidos, que hacía tiempo que se decía a sí mismo: si consigo que sólo una mínima parte de los mil trescientos millones de chinos que hay en el mundo almuercen tomando una copita de vino de nuestra tierra, aquí se acabaron los excedentes. Y dicen que si los resultados no han sido los esperados es porque hubo una maldita coincidencia de su viaje con el de Obama y, como no quería entrar en competencia con el Presidente de los EEUU, que bastante mal habíamos tenido las relaciones cuando Zapatero no se levantó de su asiento al pasar desfilando la bandera americana, lo que hizo fue ralentizar el ímpetu de su viaje y dedicarse a estudiar el maridaje de los vinos de la España de Don Quijote con la exótica cocina china. Los otros, los que creen que se dedica a viajar de gorra, dicen que su viaje y el de su séquito ha costado un Potosí, que no vendió ni una sola botella de vino, ni de blanco ni de tinto, que lo que hizo fue ponerse púo de catar los manjares más exquisitos de aquella antiquísima civilización y que, para bajar los sopores de la digestión, hacía largos paseos visitando pagodas budistas y recorriendo la Gran Muralla China
Jasón y los argonautas vieron sus esfuerzos colmados encontrando y llevando a su pueblo el apreciado Vellocino de oro. De nuestro Consejero y su séquito, aunque los resultados del viaje a China no hayan sido los previstos, creen sus allegados que el fruto de un esfuerzo tan grande como el que están haciendo, significará para nuestra tierra un regalo mucho más importante que aquel. Los otros, los que dudan de que sus viajes sirvan para algo, creen que lo de su gran cartera de pedidos son cuentos chinos, y le reclaman que la haga pública y que lo haga pronto porque, si se sigue retrasando, quedará claro que sus viajes para lo único que sirven es para que él y su séquito hagan turismo con cargo a los viticultores.
Si no tiene tiempo de hacer pública su cartera de pedidos, que por lo menos nos diga si el dim sum marida mejor con blanco o con tinto. Es algo que a todos nos tiene en ascuas.