Los agentes, que están en plena campaña de inspecciones de venenos una vez terminado el período hábil de caza, fueron alertados por la organización no gubernamental GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) de la aparición de un águila perdicera radio-marcada muerta en el término de Medranda, en la provincia de Guadalajara.
Tras la sospechosa aparición del águila perdicera –especie en peligro de extinción-, los agentes desplegaron un dispositivo de investigación en los alrededores de la zona, en donde hallaron un buitre muerto en la vecina pedanía de Castilblanco, al cual le realizaron el protocolo de venenos junto con los Agentes del SEPRONA.
Posteriormente, encontraron hasta ocho puntos de cebado presuntamente envenenados -procediendo a su retirada según el protocolo de venenos-, además de cuatro buitres leonados y un milano real muertos.
Los hechos se han puesto en conocimiento de la justicia y todas las muestras han sido enviadas para ser analizadas en los laboratorios toxicológicos de referencia, ya que presuntamente todas estas muertes, unidas a la gran cantidad de cebos encontrados, pueden deberse al envenenamiento, lo cual es un delito tipificado en el Código Penal.
El problema del envenenamiento se agrava en estas fechas, en la que el perjuicio es doble, ya que a la muerte de ejemplares por la ingesta directa del veneno se une que están en época de cría, arruinando así las puestas que estos pudieran tener en sus nidos.
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