Según los datos de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), en los regadíos españoles, en los últimos diez años, la demanda de agua se ha reducido nada menos que un 20%. Esta reducción es debida, exclusivamente, al esfuerzo de los agricultores por implantar sistemas de riego de alta eficiencia, para lo que se han visto obligados a realizar importantes inversiones.
Zapatero, en vez de ayudar a un sector que vive una de las peores crisis que se recuerdan, en julio de 2008, castigó a los regantes con una subida del 60%, suprimiendo las tarifas especiales, y luego, sin el más mínimo recato, a comienzos de este año, les golpeó con otra subida, en esta ocasión del 30%.
Son tantos sus dislates que ya casi no llaman la atención. Pero que, con la situación que en España entera está atravesando el sector primario, en tan solo un año, a los regantes les haya subido un 90% la tarifa eléctrica, no es ni más ni menos que una insensatez. Increíblemente ha provocado que a aquellos que se entramparon hasta el cuello modernizando sus sistemas de riego para mejorar la eficiencia de la aplicación de agua y reducir el consumo, es a los que penaliza incrementándoles despiadadamente la factura de la energía eléctrica.
Pero es que aquí, en Castilla-La Mancha, la situación es mucho peor. Barreda pretende que en el Alto Guadiana, la zona más fértil de la región, se deje de secano más de la mitad de las 260.000 hectáreas que hay de regadío. No parecen importarle las consecuencias de semejante despropósito. Si se deja de regar se producirá el desplome de nuestra agricultura más rica, se perderán miles de jornales de trabajo, aumentará el paro, se hundirá la economía, se alterará nuestro paisaje y Castilla-La Mancha se alejará aún más del nivel de renta de las regiones más desarrolladas.
El próximo mes de enero España ocupará la Presidencia de la Unión Europea. Ojalá me equivoque, pero no me imagino a Zapatero dando un discurso sobre agricultura como el que hace un par de años pronunció Sarkozy, en el cual manifestó con toda claridad su determinación de devolver la actividad agraria a su categoría de sector estratégico.
Para que Zapatero, en menos de dos meses, pueda hacer algo parecido tendrá que cambiar radicalmente, lo cual parece poco probable. Lo que sí que entra dentro de lo posible es que, para terminar de complicar la situación de nuestra agricultura, aplique las ideas de su correligionario político Barreda y, en su discurso de toma de posesión nos diga que en España va a conseguir que la cuestión del agua y el coste de la energía eléctrica no representen problema para los regantes, porque va a hacer que, como en el Alto Guadiana, dejen de regar
Me lo imagino mirando a Sarkozy diciéndole en su macarrónico francés: “aux grands maux, grands remèdes”. Y se quedará más ancho que largo pensando que ha acabado con el problema del agua, con el de la factura de la energía eléctrica y que nos ha hecho creer que sabe francés. Capaz es de eso y de mucho más.