domingo, 6 de marzo de 2011

¡ALTO AHÍ, DON NEMESIO!

Anda usted, don Nemesio, dando vueltas al calificativo de “cobarde” que hace tiempo dediqué a José Mª Barreda y que, recientemente, en las Cortes Regionales, se lo ha vuelto a dedicar el también diputado regional del Partido Popular Leandro Esteban, lo que ha provocado que, tanto antes como ahora, usted y otros como usted, se pusieran a dar alaridos.
Don Nemesio, usted que en la vida civil es profesor, debería demostrar el conocimiento del idioma que tienen los maestros. Me extraña que usted se escandalice ante el calificativo “cobarde” que, entre sus múltiples acepciones, tiene las de: irresoluto, vacilante, asustadizo, medroso, timorato, amilanado, despavorido, apocado… ¿También le parecen a usted insultos estos calificativos, don Nemesio?
¿A qué vienen ahora tantos aspavientos? ¿Porqué no se soliviantó usted tanto cuando el mismo José Mª Barreda nos calificó de traidores a los diputados del Partido Popular? Por favor, don Nemesio, basta ya de teatro y de hipocresía, máxime cuando usted debería saber que ese sí que es un irrespetuoso calificativo que, además, no admite acepciones más suaves.
Aprovecho la ocasión, ya que a usted, don Nemesio, parece preocuparle tanto el asunto, para decirle por qué sigo pensando que José Mª Barreda es un “cobarde” y, de paso para comentarle que, después de oírle con su estilo premioso descalificar a nuestra compañera Rosa Romero con expresiones de repugnante machismo, me ha confirmado que es usted una de esas personas que se las dan de finas y elegantes sin serlo, o sea, que usted, don Nemesio, es, sencilla y llanamente, un cursi.
Para lo primero le voy a contar un sucedido. Había una venta en la que se organizaban frecuentes trifulcas y el ventero, preocupado más por su mobiliario que por los daños que se causaban entre los contendientes, en un altillo tenía a un hombrecillo de cabeza descomunal, patillas pobladas como las de un bandolero y vozarrón de trueno que, cuando la trifulca pasaba a mayores, se asomaba por una ventana y, subiendo el tono decía: ¡Como baje…! El pánico se apoderaba de todos y la gresca concluía. Así venía sucediendo hasta que un día se encontró con la horma de su zapato y uno de los contendientes le dijo: ¡Baja si eres capaz!, y, lógicamente, no bajó.
A José Mª Barreda le ocurre como al hombrecillo de la venta. Cuando le llaman a sus obligaciones se asoma a la ventana de las Cortes y, en vez de enfrentarse a los gravísimos problemas que amargan la existencia de los castellanomanchegos, no entra en faena, y se queda paralizado por el miedo que le produce el fracaso de su política. ¿Entiende ahora por qué digo que José Mª Barreda es un “cobarde”?
Para lo segundo, o sea lo de que es usted un cursi, lo venía suponiendo desde que hace tiempo cayó en mis manos un artículo suyo en el que, con sórdida nostalgia, se refería usted a las “sábanas juvenilmente mojadas” del colegio El Doncel. Ahora, el estilo que ha utilizado para agredir verbalmente a una mujer, me ha confirmado su cursilería.
Ojo, don Nemesio, que el psiquiatra Castilla del Pino decía que detrás de cada cursi hay o una mala persona o un embustero. Cambie de estilo.

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