jueves, 22 de marzo de 2012

Artículo de la Presidenta Mª Dolores de Cospedal con motivo del Día Internacional Forestal: El bosque no es solo leña

Sobre los bosques, el naturalista norteamericano John Muir decía que, de igual forma que necesitamos el pan, también precisamos la belleza de esos lugares en los que la Naturaleza nos sana y fortalece por igual nuestro cuerpo y nuestra alma.

En Castilla-La Mancha tenemos más de tres millones y medio de hectáreas de bosques que, además de los beneficios que causan en las personas el esparcimiento en ellos, son los pulmones de nuestra tierra, purifican el aire fresco, nos dan fuerza y tienen una función clave para conservar el medio ambiente, así como para mitigar el cambio climático, generar empleo y aportar un gran número de oportunidades a la población rural.

Además, en momentos en los que de nuevo se están disparando los precios del petróleo y en los que tanto se habla de energías alternativas, el bosque es el más eficiente de todos los modelos de colectores solares, y sus árboles proporcionan una extraordinaria fuente de energía que, atendida como merece y administrada racionalmente, puede ser inagotable.
León Tolstoi decía que hay quien en el bosque sólo ve leña para el fuego y Franklin Roosevelt consideraba que cuando una nación permite que se destruyan sus bosques,se destruye a sí misma.

Los recursos forestales se pueden destruir bien por practicar en ellos una explotación no sostenible o por el impacto causado por factores diversos como son las plagas, las enfermedades o por los incendios. Ninguno de ellos es tan agresivo como el fuego.

En Castilla-La Mancha, en los últimos cuatro años, una media de más del 83 % de los incendios forestales han sido provocados, intencionadamente o por descuidos.

Afortunadamente los castellano-manchegos cada vez nos percatamos más de la generosidad de nuestros bosques y hay una creciente sensibilización sobre sus valores ambientales, sociales y culturales. Hoy son pocos los que no saben la imprescindible contribución de los bosques en la conservación de la biodiversidad, en la salvaguarda del hábitat de la flora y fauna silvestres y en la protección de los suelos y de las cuencas hidrográficas.

A pesar de esta creciente sensibilización, en nuestra región cada año se producen demasiados incendios forestales que, además del peligro que suponen para las personas y sus propiedades, reducen el inmenso potencial del bosque castellano-manchego, menoscaban nuestro medio ambiente porque son fuentes de contaminación que impactan en el aire, en la fauna, en la vegetación y degradan nuestros suelos dejándolos en no pocas ocasiones como eriales impracticables.

Particularmente este año, el más seco de los últimos 70 años, por las difíciles condiciones ambientales de sequía que estamos viviendo, tenemos por delante un enorme desafío: evitar la pérdida de bosques y la degradación ambiental causadas por incendios.

Para resolver este gran desafío, al que la experiencia nos indica que ineludiblemente tendremos que enfrentarnos, necesitamos, además de la cooperación de todos los agentes sociales implicados en el medio ambiente, la solidaridad de toda la sociedad castellano-manchega.

Con su colaboración podremos seguir disfrutando de la belleza de esos lugares que nos sanan, que fortalecen nuestro cuerpo y nuestra alma, podremos conseguir que de ellos nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos se puedan seguir beneficiando y podremos evitar la acciones irresponsables de aquellos que, o no aman nuestra tierra o no se han percatado de la generosidad de los bosques o que, cuando cruzan el bosque, sólo ven leña para el fuego.

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